sábado, 15 de marzo de 2014

¿Qué hacer contra la maledicencia?: Silencio prudente - Evolución Consciente


¿Qué hacer contra la maledicencia?:
Silencio prudente

Evolución Consciente


Algunas emociones perturbadoras causan más mal karma que las demás, entre ellas están: la maledicencia, la crueldad y la superstición, porque son emociones contrarias al amor.

Veamos los efectos de la maledicencia: Empieza con el mal pensamiento, y esto en sí mismo ya es un crimen. Porque en todas las personas y en todas las cosas existe el bien y el mal. A cualquiera de éstos podemos prestarle fuerza, pensando en él, y por este medio ayudar o estorbar la evolución; podemos hacer la voluntad del Logos o trabajar en contra de ella.

Si pensáis mal de otro, cometéis tres iniquidades a un tiempo:

1) Llenáis el ambiente que os rodea de malos pensamientos en vez de buenos, y así aumentáis las tristezas del mundo.

2) Si en el SER en quien pensáis existe el mal que le atribuis, lo vigorizáis y alimentáis; y así, hacéis peor a vuestro hermano en vez de hacerlo mejor. Pero, si generalmente el mal no existe en él y tan sólo lo habéis imaginado, entonces vuestro maligno pensamiento tienta a vuestro hermano y lo induce a obrar mal, porque, si no es todavía perfecto, podéis convertirlo en aquello que habéis pensado de él.

3) Nutrís vuestra propia mente de malos en vez de buenos pensamientos, y así impedís vuestro propio desarrollo y os hacéis, a los ojos de quienes pueden ver, un objeto feo y repulsivo, en vez de bello y amable.



No contento con hacerte todo este daño y hacerlo a su víctima, el maldiciente procura con todas sus fuerzas que los demás participen de su crimen. Les expone a los demás con vehemencia su chisme, con la esperanza de que lo crean, y entonces los convencidos cooperan con él, enviando malos pensamientos al pobre paciente. Y esto continúa día tras día, y no lo hace sólo una persona, sino miles. ¿Veis ahora cuán bajo, cuán terrible es hablar mal de los demás?

Procurad evitarlo en absoluto. No habléis jamás mal de nadie; negaos a escuchar a quien os hable mal de otro, y decidle, afectuosamente: “Tal vez eso no sea verdad, y, aunque lo fuese, es mejor no hablar de ello”.

Quizás, si todos nos esforzamos en practicar el silencio prudente cuando se trate de criticar a los demás, el mundo empiece a ser un lugar mejor para vivir.


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